¿Qué habrán visto ellas con el correr del tiempo? tal vez:
Niños en la vereda saltando en un pie, jugando a golpear una latita brincando a la rayuela
Mudanzas trasladando el equipaje de los sueños
La lluvia en invierno, golpeteando sus uñas en los adoquines y los vidrios
El paso de los caballos en la madrugada, expulsando como un velo su aliento
Los perros arqueando sus lomos desperezándose de la siesta
Nidos construyéndose en las encumbradas barandas de la primavera
La milagrosa llegada del cartero
Las noches de verano tachonadas de estrellas y aire tibio
Las despedida sin regreso.
Así quisiera, al igual que ellas, envejecer contigo.
saludos cordiales. El poema refleja una maduración del espiritu. Se ha aprendido a valorar y a descubrir la vida a través de los pequeños detalles que nos ofrece la sinfonía naturaleza y la actividad humana, pero que está presente en nosotros y que sirve de reflexión para el cambio. Hemos aprendido a mirar desde otra óptica diferente. Así vamos construyendo la felicidad. Felicitaciones querida Wilma.
ResponderEliminarVíctor Manuel
Muy buena la fotografía y el texto...me encantó.
ResponderEliminarPrimera vez que entro a tu espacio, siguiendo un enlace de Elena de Latorre y....
me gustó conocerte, o sea LEERTE!
Un beso!