lunes, 6 de diciembre de 2010

LIAN MEI


Lian Mei era tímida, ella se encargaba de encender los faroles en el pabellón de la favorita Y Admiraba los kimonos, los peinados, la belleza de sus rasgos, el ocio taciturno de sus manos.

Ella era apenas una sombra diminuta, no fue vistosa, ni bonita, siempre estuvo pendiente del estanque de los peces nacarados; su vida nunca tuvo sobresaltos, nadie supo como llegó a palacio, pero se sospechaba, porque ella, al igual que el emperador, poseía un mechón blanco en sus cabellos

Lian Mei abandonó el palacio a la muerte del soberano y lo hizo en compañía de la favorita.

Contrario a esos pájaros a los que sacan de la jaula, cuando ya se olvidaron del vuelo, ella se adaptó. Disfrutó el bullicio del barrio, el hormigueo en los pasillos del mercado, los Años Nuevos multitudinarios y poco o nada le gustaba retroceder a sus días de palacio.

1 comentario:

  1. Poeta siempre me sorprendes gratamente quedo prendida de tus letras.
    Siempre instalando un contexto de magia e intimismo.
    Gracias por dejarme aromas en mi alma.

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